El suelo de los gallineros siempre está cubierto de paja mezclada con restos de pienso y defecaciones de gallinas. Esta mezcla suele estar húmeda, siendo caldo de cultivo por los malos olores y los parásitos de las gallinas, propagándose con gran facilidad enfermedades como la coccidiosis. La cal apagada, reduce la acción bacteriana, actúa como agente esterilizante y deja el manto suelto permitiendo así la circulación del aire y la evaporación de la humedad. Los residuos tratados con cal apagada son un excelente fertilizante conocido como gallinaza. Habitualmente se aplica en los campos de cultivo, aportando fósforo, nitrógeno, potasio, calcio, magnesio, azufre y materia orgánica.